Nosotros y el encuentro

Sábado 20 junio 2020


Hace mes y medio Rayito me avisó que Mumo nos invitaba a una conferencia por zoom. Sentí alegría.

A la vez pensé como esta pandemia dejo en el escenario el principio y sentido del ser humano por romper barreras en su comunicación.

He pintado en mi corazón
una historia con tiza
de colores brillantes los buenos amigos
y de grises las lágrimas y ausencias
Mi corazón es de tiza
que recuerda, crea y borra
Y tiene el peligro de todo pizarrón
borrar aquello que fue importante.

Este fue un encuentro de amigos universitarios de la década de la mitad de los años setenta e inicio de los ochenta. Además, estaba en el contexto de pandemia y las noticias de más allá de los saludos generales.

La primera sesión fue un golpe de risa y emoción que ha sido la más importante en 15 años. Era encontrarse, aun pasaran décadas de no vernos, con la misma fuerza personal de cada uno. No creo equivocarme cuando describo que cada uno tiene su carácter distintivo y apasionado. 

Voy a contar lo que me sucedió. Como dije, primero los relatos generales de nuestras vidas en lo actual. Luego, fuimos subiendo el nivel a las experiencias vividas para terminar en baile de enfoques y necesidades por dar voz fortalecida de nuestro encuentro.

Yo me sentí observadora y casi retroactiva. Escuché a Susana hablar sobre el desarrollo personal y lo importante que es para su vida. Escuché a Oscar, Rayo y Beto con un enfoque de la realidad política, y a Mumo como el observador y analista.




En el tiempo que estuvimos juntos no había pandemia. Había una dictadura que cada noche hacía botar lagrimas porque ese día y esa noche un amigo, compañero/a estaba siendo torturado o asesinado. Cada noche, cuando no estaba con ustedes, esa oscuridad estaba conmigo. Les dije el otro día y de forma espontanea, "ustedes fueron mi familia". Fue un darme cuenta. Si no hubiese sido por el canto de la Rayito y su estar ahí como el de la Pili, no hubiese tenido la capacidad para vivir sin tirarme a ciegas a un camino con fin de paredón. Si no hubiesen ido ustedes a las tallarinadas, los que sufrían y morían habrían perdido sus nombres y el derecho a recordar sus nombres.

Ustedes me sostuvieron. Ustedes me enseñaron que sabía reír, celebrar y estar alegre en una esquina para ganar fuerzas necesarias para luchar contra la dictadura.

La Rayito con su bondad chamánica un día me dijo "Monita vamos a un curso que te va a encantar" Y nos fuimos a Santiago al curso en el CPEIP. Unos 60 profesores jugamos y reímos como niños una semana. Y al comenzar la segunda, el primer lunes, comenzamos una imaginería, cuando siento un grito de llanto desgarrado. Me paré como resorte, recuerdos terribles me llegaron al cuerpo y alma. Era Rayito que lloraba. Igual salí corriendo de la sala decidida hacer mi maleta y diciendo "esto no es para mi". No sabes, Rayito, el dolor que sostuve en esos minutos, no sé si había una baranda o algo donde apreté mis manos. Pero eras tú. Eras tú llorando y no pensé sino que me devolvió el sentimiento, ahí estaba mi amiga llorando su historia así como yo lloraba la mía y me quedé por 15 años contigo en Desarrollo Personal.



Un día cuando tuvimos un seminario de Sernam en Santiago, uno de los expositores tenía apellido Dockendorff. Tomé fuerzas y cuando terminó el seminario me acerqué a él y le pregunté si era pariente de Muriel Dockendorff, se impactó y me dijo "soy su tío". Le dije "Yo la vi"... la taza de café le tembló en las manos. Me contó que jamas había conversado con alguien que la hubiese visto.

Me preguntó por mí. Le dije "Dejé de ser militante política, ahora estoy en Desarrollo Personal". Me miró y me dijo, "entonces estás haciendo una labor política".

Por  ustedes, el encuentro, y lo que revive en mi alma. 








Comentarios

  1. ¡¡Qué hermosas, sentidas y sinceras palabras, Monita querida!!. Somos y seremos "uno", más allá de las diferencias y de las semejanzas, porque nuestra esencia es más fuerte que todo lo demás.

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